Leo en elpais.com del día 15 de diciembre de 2020, entre la noticia titulada “Compras navideñas: cómo perdonarnos los errores” y otra noticia titulada “PornHub borra dos tercios de los vídeos de su plataforma”, que “dos monos logran ver sin usar los ojos”. Pincho rápidamente. Al parecer, un par de equipos de investigación ha desarrollado unos neuroimplantes de electrodos capaces de generar una cantidad sin precedentes de píxeles artificiales. Se trata de unas matrices de silicio que contienen 64 electrodos cada una. A cada macaco se le implantaron dieciséis matrices y, al recibir la estipulación eléctrica, lograron hacerles ver líneas, letras, formas y puntos en movimiento. Directamente. Sin usar los ojos y, lo que es peor, sin que los monos supieran que no estaban usando los ojos.
El dispositivo lo han desarrollado conjuntamente el grupo de Visión y Cognición del Instituto Holandés de Neurociencia, dirigido por Pieter Roelfsema, y la Unidad de Neuroprótesis y Rehabilitación Visual del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández, dirigido por Eduardo Fernández. Fernández dice que “no vemos con los ojos, sino con el cerebro”, de ahí que esté a favor de la hipótesis de que una neuroprótesis implantada en el cerebro podría restaurar la visión en los ciegos. Eliminar la ceguera es uno de los grandes sueños de la ciencia y Fernandez le ha dedicada 30 años de su vida a su investigación. Dice que varias investigaciones paralelas están enfocadas en la retina o en el nervio óptico, pero su enfoque en la corteza visual le parece más prometedor porque podría restaurar la vista incluso aunque el ojo o una parte de él estuviera dañado. La neuroprótesis, presentada en un artículo de la revista Science, demuestra que “es relativamente sencillo inducir percepciones simples”, indistinguibles de la realidad. Las limitaciones que tienen los electrodos para su uso en humanos son sólo tecnológicas, debido a que no son inalámbricos y sólo duran un año.